En los últimos tiempos, se ha hablado de la nueva categoría de jóvenes existentes en México, los llamados nini que, como repetidamente se ha dicho, no están empleados pero tampoco asisten a alguna institución educativa adecuada a su edad.
También ha quedado claro que son muchos millones. Tan malo el desempleo como la ausencia de educación. Este es otro llamado dirigido a ellos, pero también a los jóvenes más privilegiados, aunque no parezca claro, en primera instancia, por qué se los dirijo.
¿Por qué no hay empleos en número y calidad adecuada para ellos? Porque estamos en dependencia total de un sistema económico que propicia el beneficio económico centralmente para los dueños y los shareholders de las empresas; porque mantiene una contradicción fundamental entre crecimiento económico y calidad de vida; porque no ha incorporado hasta ahora las consecuencias de deterioro ambiental del crecimiento económico, un deterioro ambiental que subyace cada vez de manera más severa la inviabilidad de ese sistema económico, y daña directamente a las sociedades, desde luego, a las más desprotegidas.
¿Por qué no hay cupo para ellos en la educación superior, ya sea universitaria o de otro tipo? Porque desde hace muchas décadas, la educación no ha sido una real prioridad del país, a pesar de recibir los montos económicos que recibe; el asunto es más serio en el caso de la educación superior que nunca ha recibido, ni de los gobiernos, ni de la sociedad misma, no solamente los recursos adecuados para su sana conducción, sino especialmente el lugar que debería tener en una visión estadista del desarrollo del país, que tampoco ha estado presente. Por eso, menos de 20% de los alumnos que ingresan a la educación básica egresan graduados de algún tipo de educación superior.
¿Y a qué viene este llamado a los jóvenes? Porque serán los jóvenes, mucho más que quienes hemos acumulado ya más juventud, quienes sufrirán los efectos de la amarga cosecha de lo que se ha sembrado por el modo de desarrollo económico en todo el mundo. Y deben ser ellos quienes se deben enterar a cabalidad de la dimensión de las consecuencias ambientales, sociales y económicas que el desquiciado sistema de crecimiento económico, que ha dominado (y sigue haciéndolo) al mundo, ha generado. Las cuentas nacionales y el PIB están confrontados por su fracaso en transmitir a la sociedad explicaciones pertinentes acerca de la desigualdad social o de la pérdida creciente de calidad ambiental. El fetiche del crecimiento empieza a desvanecerse cuando más y más economistas encuentran que hay una incompatibilidad elemental entre crecimiento ilimitado y un planeta que se vuelve cada vez más pequeño en relación al tamaño de la población y a sus hábitos y niveles de consumo de recursos y energía
Bien informados sobre lo que ha ocurrido como consecuencia del tipo de desarrollo de los países industrializados y los que están en vías de hacerlo, los jóvenes, todos, deben encabezar una revolución; una revolución de comportamientos en relación a un ambiente que, afectado por todos lados, parecería que se ha vuelto contra la humanidad. Una revolución contra un sistema que no ha sido capaz de generar el número y tipo de empleos satisfactorios en aéreas que han sido ignoradas por la economía “ortodoxa” y en un contexto de mejor equidad social. ¿Cómo y por qué hacerlo? Desde luego, la respuesta no está en abandonar el crecimiento, sino de saber redirigirlo.
Opinión:
Éste articulo simplemente me encanto, me hace pensar tantas cosas, y lo incluyo entre mis noticias porque todo debe estar en el saber educar y en la responsabilidad. Es cierto que el mundo parece estar en nuestra contra, y la Tierra nos cobra el daño hecho,con desastres naturales, pero a los únicos que nos llegará a afectar es a los jóvenes. Y si lo dejamos pasar de largo pensando que ya no hay más por hacer , entonces el compromiso estará totalmente roto.
Como dice el autor se debe replantear el sistema económico, que ha sido elegido como el mejor, pero que sólo ha llegado a beneficiar a los empresarios y accionistas. En un país donde la mayoría es gente de clase media y baja, ahí debería recidir el poder, en una República supuestamente democrática.
También es habla de una Educación Ambiental, no se puede consumir sin control en un mundo limitado y finito, pero creo que ésta es tarea de todos. Yo me uno a la Revolución planteada, cambiando primero mi persona para después ayudar a mi planeta, a mi hogar y los demás.
Referencia:
Sarukhán* José(18 de Septiembre.2010).Un llamado (¿más?) a los jóvenes.El mundo de Orizaba
Concuerdo contigo compañera...
ResponderEliminarnecesitamos hacer conciencia en nostros mismo y la gente que nos rodea.
claro que podemos hacer mucho por nuestro planeta..solo es cuestión de querer trabajar.
Los dezastres naturales no son algo nuevo, siemrpe han existido, desde antes de la época de la humanidad, lo que ha hecho el calentamiento global es aumentarlos y con más fuerza.
Cuidemos el planeta, pues todo lo que hacemos aquí lo pagamos dice un dicho famoso y el día de mañana la tierra nos la va a cobrar a todos.